José Infante nació en pleno Camino de Santiago Burgalés en 1967. Siempre que puede se escapa a Castrojeriz para dedicarse a su pasión la creación de esculturas.
A partir de un elemento tan sencillo como un clavo o bellísimas y antiguas bisagras que el escultor convierte en su obra, con su naturalidad y eficacia, Infante logra transmitir la sensación prácticamente perfecta de que se trata de personajes vivos y en movimiento, en resumen, de un antiguo clavo cuelga una emoción, una idea, un instante.