Recibió el Premio Goya Villa de Madrid en 1982 y fue becado para pintar en Nueva York, Primer Premio Diputación Provincial de Ciudad Real.
Su obra se encuentra en diferentes museos y colecciones particulares: Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, Museo de Arte Contemporáneo La Neomudéjar (Madrid), Museo de Arte Diputación de Ciudad Real, Museo Municipal de Salamanca…
Ha participado en más de 50 ferias de arte en varias ciudades de diferentes continentes: ARCO (Madrid), LINEART (Bélgica), KUNST RAI ART (Ámsterdam), ESTAMPA (Madrid), SWISSARTEXPO (Suiza), ART MIAMI (Estados Unidos), etc…
Ha viajado y vivido por diferentes países de los cinco continentes buscando visiones y motivación para sus creaciones.
En 2010 construye un Espacio de Arte en su pueblo natal donde vive y pinta durante largas temporadas, simultaneando con otras que permanece en Madrid, donde dispone también de estudio.
Su constante es la investigación, experimentando con diferentes materiales y técnicas que le permitan desarrollar su ansia creativa.
Esta exposición en la Sala del Arco de Santa María pretende hacer un pequeño pero sustancial recorrido por esos 50 años de investigación.
Jesús Coyto
La aventura de pintar, el reto de conseguir su verdad
Conozco a
Jesús Coyto hace más de cuarenta años, hemos vivido situaciones
artísticas y vitales incontables y siempre han evidenciado su
preocupación, obsesión por
la pintura, por observarla y por
crearla. No es, desde luego, un figurinista, ni un
comerciante
del arte, sí un transfigurador, un mago metido en su nube, con el
riesgo de
que le estallen las estrellas en las manos, que le
estallan, poniendo el fondo, la forma y
el aliento en la
indisciplina de lo mágico. La creación en sus obras se produce por
una
delicada y ordenada avalancha de materia y color que obliga
al espectador a la aventura
de indagar, de descubrir los
espacios, las luces y los ecos que el creador ha propuesto
en su
gozoso acto de creación ofreciendo un mundo de difícil calibrado en el
que lo real
imaginado y lo real visto caminan de la mano por un
camino sin final hacia un horizonte
que a cada observador le
lleva a una dimensión diferente.
Toda esta creación descansa en
un dilatado conocimiento de la materia y en su
lúcida
manipulación. Ha sido profesor de arte, lo sigue siendo, y mira con el
rabillo del
ojo la producción de sus alumnos; es decir que no
crea a tontas y a locas, sí con sentido
y responsabilidad de lo
social, de lo que socialmente corresponde hacer. En sus obras,
en las que la realidad se camufla en la abstracción, o la abstracción
sustenta la realidad,
es fácil reconocer un intenso y cuidadoso
trabajo de orfebre, donde nuestra mirada
bucea incansable para
desear reconocer el alma del creador en el camino múltiple de
sus técnicas, desde las más clásicas. A mí me admira su tratamiento de
la encáustica,
común en muchas de sus creaciones, con el aspecto
aglutinante y cubriente que da un
resultado particular nada
ortodoxo que acompaña al espíritu altamente creativo, al
impulso
sin límites del realizador.
En un palabra, debemos definir a
Jesús Coyto como un excelente aventurero del
arte, y como tal
solitario, siempre en camino, en busca de su verdad colórica y
material,
en un hacer sin desmayo que nos brinda generosamente
por el módico precio de que
nos sintamos felices por la
contemplación de su obra.
Pablo del Barco, comisario de la exposición